Calidad y Mejora Continua
REFLEXIONES SOBRE LOS CONCEPTOS DE CALIDAD PARA EL
SIGLO XXI.
Por Pablo Molinero.
Beagle C&I SAC
Gerente de Operaciones y Proyectos..
Las
organizaciones modernas deben saben los desafíos contantes exigidos por la
globalización, regulaciones, tecnología, personas y cultura por lo cual buscan
como necesidad primordial lograr estándares de competitividad que les permitan,
sostenibilidad, sobrevivencia y resiliencia a largo plazo. La incertidumbre
respecto a los cambios económicos y necesidades por parte del consumidor
aumentan la exigencia sobre indicadores de productividad cada vez más altos. Si
a esto le sumamos los compromisos sociales y ambientales como un entendimiento
de la calidad no solamente en cuanto a su finalidad de aportar valor económico y
social (calidad de vida) al mismo tiempo, entenderemos la complejidad a
afrontar.
Kaoru Ishikawa nos hablaba ya respecto a estos
conceptos desde la década del 50 del siglo pasado, el mismo en sus estudios
expone que no se puede lograr la ansiada productividad sin antes mejorar la
calidad de nuestros productos y procesos. Esta filosofía, basada en métodos de
producción que buscan la calidad y productividad a través del uso racional de
los recursos, recordemos: despilfarros o mudas en lean manufacturing; han
permitido el surgimiento de economías de postguerra en las ahora economías
sólidas y líderes comerciales del extremo oriente.
Es por esto que las certificaciones de calidad se
convierten en instrumentos que facilitan el comercio, como una prueba de
nuestro compromiso de brindar productos de manera consistente y oportuna hacia
el cliente, sin embargo, en muchos casos no dejan de ser expresiones
declarativas de una intención más que la debida aplicación de los principios de
la calidad asumidos al obtenerla.
Recordemos la estructura de despliegue de la calidad,
en la parte alta se encuentran los modelos, aquellas referencias que nos guían
en el “qué” implementar un sistema de gestión, ahí tenemos a la ISO 9001 en su
versión más actual, la 2015. Sin embargo, los modelos como tales, son solamente
una guía, nos dicen el “qué” más no el “cómo”. Será necesario para lograr su
debida implementación el conocer y métodos seleccionar aquellos métodos de
mejora (Kaizen, PDCA, Six Sigma, Lean, Reingeniería, etc.) que mejor se adapten
a nuestra realidad, al mismo que proveemos herramientas de medición y análisis
para la adecuada gestión de los problemas.
Teniendo esto a la mano, partamos de la necesidad de
entender la calidad como cumplimiento de los requisitos del cliente (la voz del
consumidor), y a partir de ello identificar las oportunidades de mejora a las
cuales mejor se aplican los conocimientos descritos anteriormente.
Los orígenes de la calidad se remontan a las primeras
necesidades del ser humano, cazador recolector, cuyo primitivo control de
calidad consistía en seleccionar sus alimentos. Se perfecciona hacia la edad
media, cuando vemos intentos básicos de normalización en la medición y
estandarización del trabajo, pero es a partir de 1900 con el surgimiento de la
revolución industrial que estos conceptos de la vida cotidiana pasan a ser
requisitos de la industria para brindar satisfacción a partir de necesidades
básicas y creadas inherentes al ser humano, en su busca por mejorar su calidad
de vida.
Los primeros años de la revolución industrial
correspondieron al desarrollo de la inspección, como un primer acercamiento a
la calidad, algunas empresas en la actualidad, aún trabajan bajo este concepto
cuyo principio es “separar lo malo”, es decir verificar la no conformidad y
separarla de un lote de productos que satisfacen requisitos para los cuales
fueron desarrollados.
Los años inmediatos a la segunda guerra mundial vieron
florecer el control de calidad con el uso de herramientas estadísticas y otras
de no numéricas usadas hasta la actualidad, como son las herramientas básicas.
Con esto se pasó se separar a analizar problemas y anticipar su ocurrencia. No
es sino hasta años recientes, finalizando el siglo pasado que surgen los
modelos prescriptivos como la familia de normas ISO 9000 que permitieron
orientar los conceptos de calidad de separar y controlar a la prevención, determinando
los conceptos de aseguramiento que han llevado a desarrollar a plenitud la
Gestión de la Calidad Total.
En busca de este último objetivo, y de fomentar el
trabajo de calidad, Japón, Estados Unidos y Europa fueron pioneros en
implementar modelos referenciales de calidad, como el Premio Deming, Malcolm
Baldridge, EFQM; que permiten distinguir a empresas que lideran su sector en la
búsqueda de ser empresas de clase mundial.
En el Perú, con la creación del Instituto Nacional de
Calidad, INACAL, dada transferencia de competencias desde INDECOPI y la
implementación de nuevos procesos se proporciona el marco para la promoción del
liderazgo en calidad a través del Premio Nacional a la Calidad, evolución Concurso Motivacional de Mejoramiento de la Calidad (1991 - 1992).
Es evidente que la gestión de la calidad tiene
potencial para el país, el inmediato es la mejora en la rentabilidad
empresarial y potencial fuente de crecimiento de la actividad económica por la
reducción global de costos que se logra, hasta el orden del 35% en algunos
casos, además de lograr al mismo tiempo competitividad, valoración del
empleado, mejora de las relaciones con los proveedores e imagen organizacional
que permiten afrontar en mejor situación los desafíos planteados al inicio del
presente artículo.
Como menciona Edward W. Deming en su obra “Out of Crisis” (1986): una reacción en
cadena que decrece los costos, aumenta la productividad, se conquista el
mercado, se permanece en el negocio y crea más y más trabajo.
Llegados a este nivel hagamos un autoanálisis:
¿Tenemos el compromiso de mejorar?, si es así, ¿hemos pasado de lo declarativo
a lo operativo y estamos asignando los recursos necesarios a todo nivel?,
¿nuestro compromiso se refleja a través de acciones sistemáticas y planificadas
con medición de resultados de gestión a través de indicadores? ¿estamos
formando a nuestra gente y desarrollando el liderazgo y compromiso generando
propósito en su accionar? ¿fomentamos la innovación y creatividad entendiendo
que ello aporta a la organización y a la sociedad?
Adicionalmente, ¿comprendemos que las certificaciones
son un reflejo de nuestro correcto accionar frente a lo previo planteado y que
superada una auditoría nuestros procesos de desarrollan siempre de la misma
forma? Esto implica, no certificamos simplemente por la intención de asegurar
lazos comerciales, sino porque queremos probar que hacemos las cosas bien.
Si ha contestado afirmativamente las preguntas
anteriores, independientemente de tener una certificación, o no, va por buen
camino, y es seguro que, si no ha logrado el éxito, este será alcanzado en
corto tiempo.
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